Cada vez son más los adictos al tabaco que optan por comenzar a fumar cigarrillos electrónicos para alejarse de la tentación del humo. Los denominados “vaporizadores” aparecen regularmente en las calles, así como también en lugares cerrados, ya que su olor es prácticamente imperceptible y no está prohibido utilizarlos. Sin embargo, esta sustitución no sería necesariamente positiva para el organismo.
Por esto mismo es que San Francisco se convirtió en la primera gran ciudad de Estados Unidos en prohibir la venta de cigarrillos electrónicos en su territorio, en una decisión unánime de su concejo municipal.
Se trata de una ordenanza, que aún debe ser firmada por la alcalde de la ciudad californiana, donde se destaca la necesidad de tomar medidas ante el “impresionante aumento” del uso de estos dispositivos entre los jóvenes con “consecuencias significativas en la salud pública”.
La restricción indica que los cigarrillos electrónicos deben pasar por la certificación de la Agencia Federal de la Salud para ser vendidos, y por ahora ninguno ha aprobado. En tanto, ni el consumo ni la tenencia de vaporizadores está penalizada, a diferencia de lo que se estableció en Singapur, que el año pasado estableció una estricta prohibición de estos productos.
Aunque la ciencia todavía se encuentra determinando el real peligro que significa el consumo de estos productos, especialistas advierten que no sería una buena forma de terminar con la adicción. “Son dispositivos que vaporizan líquidos que tienen aromas o que tienen nicotina derechamente. También hay otros que son los calentadores de tabaco que no producen la combustión a mil grados, sino que menor”, contó a T13 el doctor Fernando Descalzi, broncopulmonar de la Clínica Alemana. Sobre lo mismo, también advierte que la exposición a la nicotina durante la adolescencia que “puede dañar un cerebro en desarrollo” y “también aumentar el riesgo de dependencia futura de los demás fármacos”.
Por otro lado, científicos del instituto cardiovascular de la Universidad Stanford también han advertido que en los líquidos que se usan para producir vapor se han encontrado sustancias que podrían estar relacionadas con problemas cardíacos.