No solo los océanos: El microplástico también contamina el aire que respiramos
Los microplásticos afectan al organismo que genera el 10% del oxígeno que respiramos y viajan en cantidades considerables a través de la atmósfera, según dos estudios.
Ya se nos ha hecho costumbre informarnos diariamente sobre cómo el plástico está afectando distintas zonas y ecosistemas del planeta. Ya sea por especies amenazadas o calentamiento global, el problema se acrecienta conforme el tiempo avanza. Y cada vez se encuentran más factores de riesgo.
Recientemente, un estudio titulado “Transporte atmosférico y deposición de microplásticos en una cuenca remota de montaña”, publicado en la revista Nature Geoscience, mostró cómo los microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera y terminar en regiones muy alejadas de su fuente de emisión original (alrededor de 100 kilómetros).
Este estudio permitió evidenciar que la contaminación por microplásticos puede impactar en regiones naturales que se creían ajenas al problema. Pero al mismo tiempo dio pie para pensar que además del plástico que acaba en nuestro organismo a través de su acumulación en las cadenas tróficas, podríamos estar respirando considerables cantidades de plástico, según publica National Geographic.
Sobre una hipótesis similar es que el equipo liderado por la doctora Sasha Tetu, de la Universidad Macquarie, investigó una nueva variante de los nocivos efectos del microplástico en los océanos. Fue así como descubrieron que la bacteria fotosintética más abundante del océano, que según estimaciones produce el 10% del oxígeno que respiramos, es susceptible a la contaminación plástica.
“Encontramos que la exposición a sustancias químicas filtradas por la contaminación plástica interfirió con el crecimiento, la fotosíntesis y la producción de oxígeno de Prochlorococcus, la bacteria fotosintética más abundante del océano. Ahora nos gustaría explorar si la contaminación plástica está teniendo el mismo impacto sobre estos microbios en el océano”, comentó Tetu.
“Esta contaminación puede filtrar una variedad de aditivos químicos en ambientes marinos, pero a diferencia de las amenazas que se plantean para los animales que ingieren el plástico o se enredan en los escombros depositados en el mar, la amenaza que estos lixiviados representan para la vida marina ha recibido relativamente poca atención”, añadió Lisa Moore, coautora de la investigación.
Según confirman en National Geographic, esta es la primera investigación que se hace al respecto. Y sus resultados fueron más que preocupantes. El Prochlorococcus, además de ser la bacteria más abundante del océano, es el organismo fotosintético más abundante en la Tierra. “Son críticos para la red alimentaria marina, contribuyen al ciclo del carbono y se cree que son responsables de hasta el 10% de la producción global total de oxígeno”, reafirma Moore. “Una de cada diez veces que respiras es gracias a estos pequeños”, ejemplifica.
“Nuestros datos muestran que la contaminación plástica puede tener impactos generalizados en el ecosistema más allá de los efectos conocidos sobre los macroorganismos, como las aves marinas y las tortugas. Si realmente queremos entender el impacto total de la contaminación plástica en el ambiente marino y encontrar formas de mitigarla, debemos considerar su impacto en grupos microbianos clave, incluidos los microbios fotosintéticos”, concluye Sasha Tetu.