Este 8 de junio se celebra en todo el mundo el Día de los Océanos, cuyo foco este año son las especies marinas y el exceso de plásticos que las amenazan de manera creciente.
En este contexto, Fundación MERI, que centra su trabajo en la conservación marina, identificó los principales riesgos que hoy enfrenta nuestro océano Pacífico y los ecosistemas que en ellos habitan.
Acidificación de los océanos
El océano es también un sumidero de CO2, es decir, extrae este gas desde la atmósfera. El aumento en la emisión de CO2, expulsado a la atmósfera, ha alterado su equilibrio químico donde ha aumentado la concentración de Ácido Carbónico (H2CO3), provocando por tal, la acidificación del ambiente marino.
En la actualidad, ese proceso de acidificación ocurre unas 100 veces más rápido que en cualquier otra época, alterando procesos naturales, especialmente en organismos calcificantes como corales. Los corales son conocidas como “especies arquitecto” que construyen y conforman hábitat para otras especies.
La alta liberación de H+ dificulta también la formación de Carbonato (CO32-), el cual es clave para los organismos que fabrican conchas durante su ciclo de vida, mediante la secreción de Carbonato de Calcio (CaCO3). La acidificación del océano afecta desde los más bajos niveles tróficos (microbios, microalgas y zooplancton), hasta los más requeridos recursos pesqueros (mariscos y peces), mediante alteraciones a sus procesos biológicos.
Cambio climático en el mar
El clima en el planeta Tierra ha variado a lo largo de toda su existencia. Pero en esta era llamada Antropoceno, el ser humano es la primera especie que modifica artificialmente el clima, debido a la emisión excesiva de diversos gases de invernadero (vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono), provocando lo que hoy entendemos como “Cambio Climático”.
Este fenómeno se ha caracterizado por un aumento en la temperatura, definido como Calentamiento Global, pero que no constituye la única transformación. Esto ha causado una serie de modificaciones en los ecosistemas que componen la biosfera, incluido el océano, con un aumento en los eventos climáticos extremos, tanto inundaciones y sequías, como fenómenos meteorológicos no observados antes en distintas zonas.
Estos cambios en el ambiente pueden predisponer a una nueva “reordenación” de la biodiversidad, donde algunos organismos y especies se verán favorecidos, mientras otras pueden llegar a desaparecer.
En el caso del mar, por ejemplo, se han evidenciado procesos de migración de crustáceos desde el extremo sur del continente sudamericano, hacia la Antártica, a medida que la temperatura ha aumentado.
Contaminación química
Desde la Revolución Industrial a la fecha, el ser humano extraído metales tóxicos a la superficie y ha creado una serie de substancias artificiales que interfieren con la salud de las especies. La tasa de creación de nuevos compuestos es mucho más veloz que nuestras capacidades de medir efectos.
Hoy podemos encontrar pesticidas y otros contaminantes en lugares del mundo donde jamás se han usado, como el Ártico, la Antártida y Patagonia, entre otros. Las sustancias químicas liberadas al ambiente no sólo pueden matar a distintos organismos, sino tener efectos a largo plazo, como malformaciones, cáncer, mutagénesis, alteración de la reproducción, entre otros efectos.
Potencialmente pueden afectar a la salud humana a través del consumo de productos del mar con altos niveles de múltiples contaminantes, debido a procesos de biomagnificación de estos contaminantes en la trama trófica marina.
Un tipo especial de contaminación que ha llamado la atención mucho estos últimos años es el plástico de un solo uso. No solo el macroplástico puede matar de forma directa a muchos organismos, por asfixia o inanición. El 80% de los desechos plásticos marinos son producidos en tierra y llegan al océano a través de los desagües sin tratamientos, el viento, los ríos o son arrojados directamente en las playas.
Por otra parte, este plástico se va erosionando y fragmentando a lo largo del tiempo en partículas muy pequeñas; formándose el microplástico. Este puede entrar a los organismos adsorbido a partículas o en el alimento de los peces, pudiendo ocurrir procesos de biomagnificación como el de muchos contaminantes químicos.
Tráfico marítimo
El 90% del transporte de mercancías a nivel mundial se realiza por los océanos. Desde la década de los 90, se ha cuadriplicado el número de las embarcaciones que transitan por los océanos, así como su tamaño. Estas grandes embarcaciones chocan con los cetáceos, principalmente ballenas, provocándoles desde heridas hasta la muerte. De hecho, entre 2007 y 2016 más de 1200 ballenas han sufrido colisiones, y en Chile desde 2017 han muerto cuatro ballenas por colisiones, un número que es significativo considerando el tamaño de sus poblaciones.
Contaminación acústica
El océano no es silencioso, por el contrario, en el agua el sonido se propaga 5 veces más rápido que la luz, lo que, sumado a la baja visibilidad, hace que el sonido sea el principal sentido de comunicación de los organismos marinos, especialmente mamíferos marinos. Existen fuentes naturales de sonido, como la lluvia, terremotos, peces, delfines, pero cada vez más, la presencia del hombre está aumentando la cantidad de ruido de los océanos, alternado el comportamiento de estos cetáceos. Por ejemplo, el ruido generado por las embarcaciones (hélices, motores, etc) o prospecciones sísmicas. Cuando los ruidos son intensos o persistentes, como el sonar, puede provocar daños auditivos, hemorragias internas e incluso la muerte a los cetáceos. Hay evidencias a nivel mundial de varamientos de cetáceos debido a esta problemática, la cual cada vez aumenta a nivel mundial por la mayor presencia de actividad humana en los océanos.