La humanidad está en peligro. Así lo revela el informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de la ONU, que hizo una exhaustiva evaluación nunca antes realizada de la salud de nuestro planeta, evidenciando el acelerado deterioro que viven nuestros sistemas naturales, los que son soporte vital para nuestra Tierra.
Desde arrecifes de coral que oscilan debajo de los océanos, hasta las selvas tropicales que se secan en las sabanas, la naturaleza se está destruyendo a una tasa de diez a ciento por ciento de veces mayor que el promedio de los últimos 10 millones de años.
La biomasa de los mamíferos salvajes ha decaído en un 82%, los ecosistemas naturales han perdido más de la mitad de sus áreas y un millón de especies están en riego de extinción. Todo esto, como resultado de la acción de la humanidad, según el estudio que se llevó a cabo por tres años con un equipo de más de 450 científicos que compiló más de 15.000 documentos y estudios académicos.
El informe identifica y, por primera vez, también clasifica los cinco factores directos que han provocado este declive natural. El primero, es el cambio en el uso de la tierra y el mar, donde tres cuartas partes del medioambiente terrestre y alrededor del 66% del marino se han visto “significativamente alterados” por la acción humana. Le sigue la explotación de organismos y luego, el cambio climático: las emisiones de gas de efecto invernadero se han duplicado desde 1980 y han provocado el aumento global de la temperatura en al menos 0,7 grados centígrados. El siguiente factor es la contaminación, donde la polución plástica se ha multiplicado en diez desde 1980 y, finalmente, las especies foráneas invasoras, que han aumentado un 70% desde 1970 en al menos 21 países.
“Estamos perdiendo biodiversidad de una manera tan rápida e insostenible que afectará al bienestar de la especie humana tanto en las presentes como las futuras generaciones”, advierte el químico británico Robert Watson, director del panel científico, en declaraciones a The Guardian.
El informe del IPBES puede tener un impacto comparable al del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático en la antesala del Acuerdo de París. En el año 2020 se celebrará en Kunming (China) la Convención Marco sobre Biodiversidad en la que se espera que queden fijados los objetivos globales para los próximos 20 años.
Las consecuencias las van a sentir todos los seres humanos. La actual tendencia negativa en biodiversidad y ecosistemas “minará” los avances en el 80% de las metas estimadas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU fijados para 2030, especialmente en materia de fin de la pobreza, hambre, salud, agua, ciudades sostenibles, clima, vida submarina y ecosistemas terrestres.
Detener esta crisis va a requerir una transformación de nuestro modo de desarrollo. “Este informe nos recuerda la verdad obvia: las actuales generaciones tienen la responsabilidad de legar a las generaciones futuras un planeta que no esté irreversiblemente dañado por la actividad humana”, señala al respecto el administrador del Programa de Desarrollo de la ONU, Achim Steiner, en El País.
“Nuestro saber local, indígena y científico, está demostrando que tenemos soluciones, así que basta de excusas, tenemos que vivir de manera diferente en la Tierra”, agregó Steiner.