Desde el 2008, cada 2 de abril se celebra el Día Mundial de la Concienciación del Autismo con el objetivo de visibilizar y promover la toma de conciencia sobre los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA). Y en una fecha como esta, qué mejor que resaltar proyectos que contribuyen a que las capacidades de estas personas brillen.
Este es el caso de la consultora internacional Auticon, que emplea exclusivamente a adultos en el espectro del autismo como consultores de tecnología de la información y la comunicación. Lo que se vuelve muy relevante al ver cifras de la academia Autism Works, que dicen que el desempleo entre las personas en el espectro del autismo llega al 77%. Lo que se suma a las estimaciones de la OMS, que calcula que 1 de cada 160 niños desarrollará algún tipo de trastorno en el espectro del autismo (se dice espectro del autismo, porque el autismo se puede manifestar desde una simple rareza, que no impide la vida independiente, hasta una dificultad severa, que sí condiciona la vida).
¿Pero cuál es el trabajo que realizan estas personas? Se trata particularmente de pruebas de software. En Auticon, los consultores exploran los sistemas de seguridad en busca de errores. En ese sentido, las personas en el espectro autista destacan con habilidades sobresalientes, en especial en las tareas que requieren atención continuada, descifrar secuencias lógicas y encontrar fallas, según se lee en un artículo de El País.
Para ingresar a trabajar a la empresa, los postulantes deben cursar una capacitación de análisis de sistema de 250 horas. Cada dos meses, se preparan entre 10 y 12 personas. Aproximadamente la mitad de los candidatos tiene éxito para incorporarse como becarios pagados hasta convertirse en analistas. Y por lo general les va bien, ya que es gente que tiene experiencia en informática o en el mundo de los videojuegos.
“Cuando los clientes me preguntan qué les hace tan buenos para probar software. Es la identificación de patrones, la atención por los detalles, la habilidad para hacer actividad repetitiva sin fatigarse, realmente pueden encontrar el menor detalle, y además tienen una honestidad incorruptible”, comenta Rebecca Beam, presidenta de Auticon en Estados Unidos.
“Aquí hay gente que hace en su cabeza lo que los demás hacemos en un Excel”, enfatiza Isha Dash, directora de operaciones de la consultora en el mismo país.
Para no interferir con eso, el ambiente de trabajo tiene que adaptarse a estas personas. Por ejemplo, cuentan con un sistema de mensajería interna, para conversar por escrito y evitar la angustia por la interacción personal, que es uno de los problemas habituales del autismo, ya que tienen dificultades para comprender una ironía, una broma, o una frase elaborada. También se les puede habilitar un espacio de trabajo oscuro si les molesta la luz, o proporcionar audífonos con cancelación de ruido si es que les perturba el sonido de la oficina.
“Deberían dar una oportunidad a la gente con autismo. No saquen conclusiones solo porque son autistas. Incluso si actúan de forma rara, tienen que conocerles e ir más allá”, dice uno de los trabajadores a El País. Algo que Auticon ya comprendió. Por eso su filosofía se basa en que “el autismo no es una enfermedad, sino un sistema operativo distinto”.