Presión del entorno y redes sociales: Las razones tras el aumento de depresión entre adolescentes
En el último año hubo más de 387 mil atenciones a pacientes de entre 15 y 19 años, lo que significa un aumento del 24,9% desde el 2014, más del doble del total a nivel nacional
Enfermedades como la depresión, la ansiedad y los desórdenes emocionales han ido en aumento a nivel mundial durante los últimos años. Y el caso de Chile no es la excepción. Según datos del Departamento de Estadísticas del Ministerio de Salud, las consultas por este tipo de trastornos, mediante el Programa Salud Mental, aumentaron en un 10% entre 2014 y 2018.
Lo más llamativo de estas cifras es que gran parte de este incremento tiene que ver con los jóvenes. En el último año hubo más de 387 mil atenciones a pacientes de entre 15 y 19 años, lo que significa un aumento del 24,9% desde el 2014, más del doble del total a nivel nacional.
“Ahora los adolescentes tienen cada vez más presiones no sólo en lo académico, sino también en otros ámbitos de la vida, muy relacionado con los pares y las imágenes que proyectan en los medios”, analiza en El Mercurio Daniel Elgueta, psiquiatra del Instituto Psiquiátrico de Santiago, quien además considera que las redes sociales promueven un ideal de imagen que puede llevar a cuadros de trastornos de la autopercepción.
“La delgadez extrema en las mujeres o el desarrollo muscular de los jóvenes es una alta presión que antes los adolescentes no tenían. La vida que proyectan los influencers es de un vivir lúdico continuo y pareciera fácil ser exitoso, pero no lo es”, añade el médico que atiende cada vez a más jóvenes.
Por su parte, Matías Irarrázabal, investigador del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad, opina en el mismo artículo que “un adolescente con más tiempo de uso de redes sociales, donde se suelen publicar noticias extraordinarias todo el tiempo, puede tener la sensación de que tiene peor calidad de vida que otros”.
A estos factores se pueden sumar, además, los casos de ciberacoso tan comunes en el último tiempo y la presión que significa el egreso de la educación media, la rendición de la PSU y el ingreso a la educación superior. Es decir, desafíos propios de la transición a la edad adulta.
Un estudio citado en una columna de Ciper sobre la salud mental de los estudiantes universitarios, señala que “un 27% de los estudiantes universitarios presenta sintomatología depresiva severa”, que “un 10% de los estudiantes cumple con los criterios de trastorno bipolar, mientras que el 24% presentaría un consumo problemático de alcohol y el 15% sufriría algún tipo de trastorno de la alimentación”. Al mismo tiempo que “el 5% de los estudiantes presentaría un riesgo moderado a severo de intento de suicidio”.
Según opina en El Mercurio el subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, el incremento de las consultas por este tipo de trastornos en los jóvenes también se podría deber a estrategias focalizadas en sectores de la población, que provocarían una mayor preocupación por la salud mental y por lo tanto mayor cantidad de diagnósticos. Sin embargo, Matías Irarrázabal advierte que menos del 30% de los niños y adolescentes que tiene un problema de salud mental consulta a un especialista. Por lo que “si tomas las cifras del Ministerio, tienes que multiplicarlo por tres para tener una estimación real de casos”.
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