El gobierno de Costa Rica lanzó un plan para eliminar el uso de combustibles fósiles para el año 2050. La iniciativa pretende ubicar a la nación centroamericana como uno de los primeros países del mundo en ser carbono neutral.
La hoja de ruta contempla diez puntos que se enfocan en reducir las emisiones de gases a la atmósfera, la gestión de residuos, la digitalización y descentralización en la producción de energía.
Este anuncio fue bien recibido por diferentes líderes internacionales, entre ellos el presidente de España, Pedro Sánchez, el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, y la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
Presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado | Foto: Roberto Sánchez
Hoja de ruta
Costa Rica ha sido líder en políticas ambientalistas. Actualmente casi la totalidad de su energía es producida por fuentes renovables y es el único país de la zona que ha reducido la deforestación.
Entre los puntos abarcados se destacan:
- Optimizar los medios de transporte para que sean más sostenibles.
- Modernizar el sector industrial a través de procesos más eficientes.
- Desarrollar un sistema de gestión integrada de residuos.
- Reformular los modelos ganaderos y la gestión de territorios.
Metas
Algunos de los objetivos que el gobierno pretende lograr:
- 2022: Un inventario público sobre las emisiones de vehículos de carga, además de planes piloto para aumentar la eficiencia de los camiones, mejorando la logística del transporte.
- 2030: La matriz eléctrica del país deberá operar al 100% con energías renovables.
- 2030: 100% de los nuevos edificios se diseñarán y construirán adoptando sistemas de resiliencia y tecnologías de bajas emisiones.
- 2035: 70% de los buses y taxis no generará gases.
- 2050: Llegar al 100% en todas las metas contempladas.
De lograr estos propósitos, el país caribeño lograría ser carbono neutral, lo que significa que las emisiones de CO2 no superarán a la que los bosques del país puedan absorber.
Esta tendencia también se ha aplicado en países como Reino Unido y Países Bajos, además de Alemania, que prometió reducir sus emisiones en un 95%.