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A propósito del fenómeno Marie Kondo en Netflix: ¿Qué nos produce realmente el orden hogareño?

Los postulados de la autora japonesa actualmente gozan de gran popularidad, y hay respaldo para creer que un entorno ordenado contribuye al bienestar de las personas. Aunque no siempre es así.

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15 Enero, 2019

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La japonesa Marie Kondo se está transformando en una especie de “gurú” del orden alrededor del mundo. Su método para alcanzar la felicidad mediante la organización hogareña está expuesto en sus libros “La magia del orden” y “La felicidad después del orden”. Y actualmente sus consejos gozan de gran popularidad gracias al estreno en Netflix de su reality “¡A ordenar!”. ¿Pero cuál es realmente la magia del orden?

En su nuevo programa, Kondo ofrece ayuda a personas que se enfrentan a un cambio profundo y desean que su casa les acompañe en el proceso. Lo hace a través de supuestos tales como que el orden surge a partir del caos, que agradecer a los objetos por su utilidad sirve para desprenderse más fácilmente de ellos, o que la familia que ordena unida permanece unida, entre otros. Y, más allá de la atmósfera “religiosa” que rodea el método de esta autora asiática, hay algunas explicaciones que sirven para entender la satisfacción que produce ordenar.

“El ser humano tiende a buscar siempre un equilibrio, tanto interno, que se denomina homeostasis, como externo, que tiene que ver con el entorno. Si nos fijamos, todo obedece a un orden, incluso la naturaleza, y como animales, estamos programados para ese orden”, explica a Verne de El País el psicólogo y pedagogo especializado en terapia cognitivo-conductual, Tasio Rivallo.

El experto apunta a que “limpiar y ordenar nos hace liberar endorfinas, una sustancia que segrega el cerebro y que produce sensación de bienestar. Y tirar aquello que ya no necesitamos funciona como una catarsis”, al mismo tiempo que ayuda a evitar las consecuencias del desorden en el hogar, las que estarían relacionadas con la ansiedad, trastornos de sueño o reducción de la concentración.

Rivallo también extiende su análisis a esos ataques de orden repentinos que tienen las personas, y los relaciona con la búsqueda de un equilibro interno y cambios en el estado de ánimo: “quizás, inconscientemente, estemos intentado reequilibrarnos mentalmente y empezamos con algo más fácil de controlar que es el entorno. Sucede lo mismo cuando nos da por cambiar los muebles de sitio. Estamos buscando un cambio metafórico en nuestras vidas, soluciones que nos hagan sentir más cómodos o vernos mejor”.

Sin embargo, como varios “desordenados felices” ya habrán advertido, la filosofía que plantea Marie Kondo no aplica a todos los casos. “Hay gente que le viene muy bien ordenar y a otra que no, porque no acaban de ordenar nunca y no pasan a la acción”, sostiene el psicólogo.

Incluso hay quienes critican el método que catapultó a la fama a la autora japonesa. Uno de ellos es el escritor y periodista, Sergio del Molino,  quien en una columna vincula esta adoración por el orden con “ilusiones de control de una vida que, en el fondo, se sabe inmanejable, pero que se soporta mientras los lápices estén en su cubilete, y los libros, en los estantes”.

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