Santiago es una ciudad con variedad en todos sus aspectos. La zona privilegiada en donde se ubica propicia el espacio perfecto para el desarrollo de la vida, la cual se extiende hasta la altura de sus cielos.
Así lo demuestra un estudio realizado por académicos de la Universidad de Santiago, quienes descubrieron que en la capital habitan 46 especies de aves, en su mayoría nativas, las que habitualmente residen y se reproducen al interior de la ciudad.
Estos animales, advierte la investigación, se han adaptado a la urbanización y aprovechan las ventajas que el territorio ofrece, como alimento y refugio.
“Pese a los elementos adversos que estas aves encuentran en Santiago, este ambiente posee elementos que a esas especies les permiten mantener una población estable en la urbe”, aseguró a La Tercera el autor principal de la investigación, Pablo Gutiérrez-Tapia, quien es investigador del Laboratorio de Ecología y Biodiversidad de la Usach.
De acuerdo al estudio, entre las 46 especies de aves presentes en Santiago, las insectívoras (se alimentan de insectos) son las más abundantes con un 28% de la riqueza total del territorio. Su población está compuesta por el queltehue, el rayadito, el tijeral, la golondrina chilena, el chercán, el cachudito, la viudita, el diucón, la dormilona tontita y el carpinterito.
En segundo lugar aparecen las especies omnívoras (que consumen diversos alimentos) con un 24% de la riqueza total. Estas aves son el tordo, el fío-fío, el zorzal, la paloma, el gorrión, el mirlo, el tiuque y la gaviota dominicana.
Más atrás están las aves carnívoras. Con un 18% de la riqueza total de aves en Santiago, su población está compuesta por el peuco, el chuncho, el aguilucho, el águila chilena, el halcón peregrino y el cernícalo.
Las indagaciones también dieron cuenta de otros tipos de aves en menor porcentaje. Por ejemplo: la torcaza, que representa a los frugívoros (se alimentan de frutas); la rara, que pertenece a los herbívoros; el picaflor chico, que representa a los nectarívoros (se alimentan de néctar); y el comorán yeco, que es parte de los piscívoros (se alimentan de peces).
Respecto al estado de la población de las aves residentes de la capital, los investigadores alertaron que hay tres especies propias de la zona que no fueron encontradas dentro de la ciudad, pero sí a sus alrededores: la turca, el tapaculo y la perdiz chilena.
“Si bien han sido clasificadas en la categoría de “preocupación menor”, este hallazgo es una alerta del riesgo potencial que la urbanización acelerada representa para estas especies restringidas al territorio chileno”, explica Gutiérrez-Tapia.
El estudio indica que las principales amenazas que enfrentan en esta zona es la rápida expansión del área urbana, la destrucción de su hábitat, la contaminación atmosférica, acústica y lumínica, además de depredadores urbanos como perros y gatos. Así como también los edificios representan un riesgo, porque las aves impactan con sus ventanas.