En noviembre, hace 27 años, Freddie Mercury falleció de una bronconeumonía complicada por el VIH. Con tan solo 45 años, el líder de Queen ya figuraba como un icono del rock a nivel global y había cosechado una amplia fortuna, que tras su muerte heredó en un gran porcentaje su ex pareja y mejor amiga: Mary Austin.
Mary, según el documental “Freddie Mercury: The Untold Story”, trabajaba en la boutique londinense Biba, centro oficial del movimiento swinging London de los sesenta. Allí habría conocido a Freddie, quien, junto al guitarrista Brian May, frecuentaba el sector para ver a las empleadas, conocidas en la ciudad por su belleza.
En adelante, la pareja mantuvo una relación sentimental durante seis años. Vivieron juntos. Nunca se casaron, pero construyeron una amistad que perduró incluso después de que, en 1976, Mercury le reveló a Austin que era homosexual.
Tras el quiebre, el cantante compró una casa para la mujer cerca del departamento en donde convivían y le dio trabajo como su asistente personal. Luego de eso, Freddie se cambió a una casa desde donde incluso, según publica El País, podía ver el hogar de Mary.
“Para mí, fue un matrimonio. Creemos el uno en el otro. Todos mis amantes me han preguntado por qué no podrían reemplazar a Mary. Es porque es sencillamente imposible”, contaría el vocalista más tarde consultado sobre Mary, a quien se refería como “mi esposa”.
Mary Austin rehizo su vida sentimental y tuvo dos hijos con un empresario llamado Piers Cameron. El primero de ellos, Richard, tuvo como padrino al cantante de Queen, quien siguió ligado estrechamente a la familia. Incluso cambiándole el rumbo repentinamente tras fallecer.
En mayo de 1992, casi seis meses después de la muerte de Freddie Mercury, salió a la luz su testamento y la vida de Mary cambió para siempre. Le había heredado la mansión de Garden Lodge, valorada en 22,5 millones de euros de la época, y la mitad de su fortuna, inicialmente valorada en más de nueve millones de euros. Todo eso además de la mitad de los derechos de autor que se percibieran en el futuro, los que, por ejemplo, en 2014 superaron los 54 millones de euros.
Actualmente, Mary Austin sigue viviendo en la mansión que ella misma eligió para Freddie Mercury. Se trata de una edificación de estilo georgiano con veintiocho habitaciones y un gran jardín, rodeada por 90 muros, donde ha pasado algunos de los momentos más complejos de su vida.
“Los meses posteriores a la muerte de Freddie fueron los más solitarios y difíciles de mi vida. Tuve muchos problemas para aceptar que se había ido y todo lo que me había dejado”, confesó.