Una de las propuesta de campaña del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue acabar con la inmigración ilegal en el país, para ello, ahora en el poder, ha tomado medidas como eliminar la “Greend Card” y rechazar el plan para proteger a los “dreammers”.
La ultima polémica que ha causado la lucha del mandatario estadounidense contra los inmigrantes ilegales en EE.UU. fue que desde el 19 de abril al 31 de mayo se han enviado casi dos mil niños a centros de detención, los cuales han sido separados de sus padres que han cruzado ilegalmente la frontera del sur del país.
Esto tras la determinación del fiscal general Jeff Sessions que anunció a principios de mayo que todos los migrantes que cruzaran irregularmente la frontera entre México y Estados Unidos serían detenidos, independientemente de que los adultos pidieran asilo.
Como los menores no pueden ser enviados a los centros en los que se retiene a sus padres, se los separa de sus progenitores.
Esto política de “Tolerancia Cero” contra la inmigración generó críticas por parte de la ex primera dama y mujer de George W. Bush, Laura Bush, quien aseguró que “es cruel. Es inmoral. Y me rompe el corazón”.
Y agregó: “Nuestro Gobierno no debería estar en el negocio de depositar niños en almacenes reconvertidos o hacer planes para colocarlos en tiendas de campaña provisionales en el desierto a las afueras de El Paso”, aseguró y agregó que los niños no pueden ser enviados a las mismas instalaciones de detención que sus padres porque no se les acusa de un delito, por lo que han sido alojados con familias de acogida o trasladados a centros distintos, que según los informes incluyen un edificio de Walmart reconvertido.
En una columna publicada en The Washington Post, Bush aseguró que “estas imágenes son una evocación siniestra de los campamentos de internamiento estadounidenses para japoneses en la Segunda Guerra Mundial, que actualmente están considerados uno de los episodios más vergonzosos de la historia de Estados Unidos”.
Otra persona que no está de acuerdo con esta medida, es la propia mujer del presidente de EE.UU. , Melania Trump, quien aseguró a través de su portavoz Stephanie Grisham que “odia ver a niños separados de sus familias y espera que ambos lados del arco político se pongan de acuerdo para lograr una reforma migratoria satisfactoria”.
Por su parte, Trump apuntó a que “no queremos que lo que está ocurriendo por la migración en Europa ocurra con nosotros” .
“Estados Unidos no será un campo de inmigrantes, y no será un complejo para mantener refugiados. No lo será”, dijo el mandatario en la Casa Blanca, donde volvió a responsabilizar a los legisladores demócratas por una legislación que clasificó como “horrible”.
El mandatario afirmó que “si los demócratas deciden sentarse en vez de obstaculizar, podríamos hacer algo muy rápidamente, algo bueno para los niños, para el país, y para el mundo. Eso podría ocurrir rápidamente”.
Esta política de Trump que separa familias se apoya en una legislación aprobada durante el gobierno de Barack Obama.
La política migratoria de Barack Obama
En 2014, Obama estableció mediante una acción ejecutiva cuatro categorías de inmigrantes deportables cuyos casos serían de prioridad para el Departamento de Seguridad Nacional (DHS):
- Prioridad 1: Terroristas, espías, criminales, pandilleros y otros inmigrantes que sean considerados una amenaza a la seguridad nacional, seguridad de la frontera o seguridad pública.
- Prioridad 2: Personas con historial extenso de violaciones de inmigración, quienes hayan cruzado la frontera después del 1 de enero de 2014.
- Prioridad 3: Personas con cargos por haber manejado borrachos, violencia doméstica, explotación sexual, robo o cualquier delito que tenga más de 90 días como penalidad de cárcel.
- Prioridad 4: Inmigrantes con una orden final de deportación en o después del 1 de enero de 2014.
Tal como se temía, con la determinación del fiscal general Sessions, todo inmigrante que cruce la frontera ilegalmente será detenido sin importar cuándo llegó a Estados Unidos o si tiene o no un historial criminal.