Los tiempos han cambiado y el acceso a la información para las nuevas generaciones es cada vez más fácil.
Sin embargo, hay cosas que no cambian. O que cambian más lentamente. Como el tabú que existe en las familias al momento de hablar abiertamente sobre sexo.
La situación, por lo general, es incómoda tanto para padres como para adolescentes. Estos últimos, con una alternativa mucho menos estresante en sus bolsillos, buscan en páginas de internet respuestas a las dudas que les surgen. Y las encuentran. Pero no siempre de la mejor forma, ni con contenido que refleje sinceramente la realidad, como ocurre en el caso de los abundantes sitios pornográficos que coexisten en el ciberespacio.
“Lo que pasa es que no siempre es información buena. Y por eso es importante que los adultos hablen con los jóvenes, no sólo sobre la información que encuentran online sino sobre valores y lo que verdaderamente sienten por dentro“, explica a la BBC Al Vernacchio, escritor y docente especializado en sexualidad, quien da clases sobre este tema en colegios.
“El cambio más grande que he visto viene por la gran influencia que tiene la tecnología en lo que piensan los jóvenes sobre la sexualidad, y en algunos casos en cómo actúan”, agrega.
¿Pero qué cambios trae el acceso a la pornografía en las nuevas generaciones?
En este artículo publicado por la BBC, aparece el caso de una joven de 17 años que se identifica como lesbiana, y que recurrió a internet para resolver sus dudas sobre cómo tener relaciones sexuales con una pareja del mismo sexo.
“No me atrevía a decir nada en casa, pero quería estar preparada por si llegaba el momento. Así que hice una búsqueda rápida en Google y encontré lo que necesitaba”, confiesa.
Pero no todos los adolescentes llegan a los mismos sitios. La oferta de páginas pornográficas es alta y no es de extrañar que la búsqueda termine en una de ellas.
La sexóloga Margaret Jones cuenta que no todos los jóvenes se ven atraídos por este tipo de contenidos, viéndose algunos escandalizados por las imágenes. De la misma forma, advierte que quienes recurren a la pornografía tienden a idealizar o a hacerse una idea falsa de lo que son las relaciones sexuales.
“La mente adolescente no está totalmente lista para distinguir entre realidad y fantasía. Hay que hacerles ver que las relaciones sexuales no tienen por qué ser así. Es como si enseñaras a manejar a alguien mostrándole películas de persecuciones de autos, no es la realidad”, ejemplifica.
Por otro lado, pese a la gran oferta de contenidos, sumado a aplicaciones para conocer parejas como Tinder o Grindr, los profesionales cuentan que la tecnología ha hecho a los jóvenes menos activos sexualmente.
“La pornografía online y el material sexualmente explícito es muy fácil de conseguir; por lo tanto, hay maneras de satisfacer tus impulsos sexuales que no tienen que involucrar a otra persona”, dice Al Vernacchio, quien ve en esto una tendencia hacia la comodidad.
“A los jóvenes no les hemos enseñado bien cómo tener relaciones sanas. Las relaciones requieren un esfuerzo, los chicos tienden a pensar que son fáciles y tan pronto como dejan de serlo, o no son tan divertidas, se rinden“, concluye.