El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, se entregó este sábado a las autoridades locales para cumplir una condena de 12 por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.
La decisión ocurrió 26 horas de que se cumpliera el plazo ordenado por el juez Sergio Moro, quien le había ordenando entregarse el pasado viernes, como máximo a las 17 horas locales.
Aunque durante toda esta jornada miles de simpatizantes se reunieron a las afueras de la sede del Partido de los Trabajadores para que el ex mandatario se entregara a la justicia, finalmente Luiz Inácio Lula da Silva abandonó a pie la sede sindical y se entregó.
Posteriormente fue trasladado bajo custodia policial hasta la Superintendencia de la Policía Federal en Sao Paulo. En dichas inmediaciones, le realizaron un chequeo médico antes de ser trasladado en avión a Curitiba, donde cumplirá la pena.
Las últimas horas de Lula
La mañana de este sábado, Lula participó de una misa en homenaje a su esposa, María Letícia, que falleció en 2017. Tras el acto religioso, se dirigió a los miles de ciudadanos brasileños que se apostaron a las afueras del PT y manifestó que “no les tengo miedo, voy a demostrar que soy inocente”. Además se refirió al tríplex de lujo, que según la sentencia de Moro, sí recibió como soborno y manifestó que “soy la única persona en el mundo que está procesada por un departamento que ni siquiera es mío”.
FOTO: Folha de Sao Paulo