Tras la salida de Mike Pompeo de la CIA por su nombramiento como secretario de Estado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, designó a Gina Haspel, para dirigir la Central de Inteligencia, cargo que nunca había sido ocupado por una mujer.
Haspel se unió a la CIA en 1985 y ha servido en puestos en todo el mundo, pasando gran parte de su carrera como agente encubierto. Además, se ha desempeñado como directora adjunta del Servicio Nacional Clandestino de Inteligencia Extranjera y Acción Secreta, jefa de Gabinete del director del Servicio Nacional Clandestino y del Centro Contraterrorista.
En 2017, logró su máximo cargo, hasta ese momento, Pompeo la nombró en la vicedireción de la entidad, transformándose en la segunda mujer en asumir ese cargo.
El nombramiento de Haspel ha sido manchando por las acusaciones por presunta orden de tortura en indagatorios secretos, que según The Washington Post, la directora de la CIA estaba a cargo de una cárcel secreta en Tailandia en 2002.
Según el diario, dos reos de esta cárcel identificados Abu Zubaydah y Abd al-Rahim al-Nashiri, “fueron sometidos al ‘submarino’ y otras técnicas de interrogatorio” que el propio Congreso estadounidense consideró equivalentes a torturas, incluso uno de ellos murió.
Por su parte The New Yorker asegura que las sesiones se grabaron en video y las grabaciones se almacenaron en una caja fuerte que Haspel junto a otros directivos ordenaron que se destruyeran.