Desde el 2016 que el Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI), en colaboración con Oceana, exploró por medio de un robot el fondo marino de Rapa Nui. En su investigación evidenciaron que existe un coral y una fauna distinta a la que se conocía, y encontraron especies de las que no se tenía registro en la zona. Sin embargo, los descubrimientos contrastan con los residuos que hay a unos 300 metros de profundidad.
Entre los resultados menos positivos de las expediciones está el haber hallado residuos plásticos y orgánicos. Estos últimos provocan la generación de “alfombras” de bacterias que cubren los arrecifes de coral.
“Hay muchos nutrientes que provienen de la descarga de aguas servidas que ingresan desde la isla y favorecen la proliferación de estas comunidades microbianas. La clave es repensar el manejo de aguas servidas y aguas lluvia”, explicó Javier Sellanés, biólogo de ESMOI y la Universidad Católica del Norte, en un artículo publicado por El Mercurio.
ROV, el vehículo robótico submarino usado para este estudio, también permitió encontrar un tiburón a 330 metros de profundidad, que según los expertos se trata de un Hexanchus, que mide “de tres a cuatro metros” y es una especie que no había sido registrada en esas aguas.
Según Matthias Gorny, operador del robot, “estas son especies altamente migratorias y su amenaza principal es la pesca con espinel”.
Además, también registraron “pepinos de mar”, un caracol más grande de lo normal, corales de tipo “látigo” y un exótico pez que “tenía la cabeza transparente”. Según Gorny este pez es una de las 13 especies conocidas de ese tipo y es su “primer registro en esta parte del Pacífico”.
(Foto: Emol)