El “número dos” del FBI, Andrew McCabe de 49 años, renunció a la institución el pasado lunes luego de meses de presiones por parte del presidente estadounidense, Donald Trump y los republicanos.
La tensión era tal, que ya se había filtrado hace un mes su renuncia para marzo, situación que se adelantó para esta semana. El ex agente dejará el puesto en unas cinco semanas.
McCabe era la mano derecha del ex director de la agencia, James Comey, quien fue destituido por el mandatario por negarse a abandonar la polémica investigación sobre la trama rusa -supuesta relación entre el Kremlin y el entorno de Trump en la campaña-. A partir de ese momento, el “número dos” de la organización fue siguiente el blanco de los conservadores.
Incesantes presiones
La acusación principal que se le atribuye a McCabe fue su intento por contratar al autor del “Informe Steele”, un espía británico que elaboró un dossier con información altamente polémica sobre Trump que incluía descripciones sobre sus relaciones con prostitutas en Moscú, situación que no fue comprobada.
Según El País, para los republicanos quedó en evidencia que la agencia había amparado una investigación sucia y sin fundamentos con tal de atacar a Trump. “Tiene que irse, hemos de asegurarnos que el FBI está libre de influencias políticas”, pidió en diciembre pasado el presidente del Comité Judicial del Senado, el republicano Charles E. Grassey.
Por otro lado, desde el gobierno le reprochan, al igual que a su antiguo jefe, su papel en el cierre del caso de los correos de Hillary Clinton. Para el mandatario esto fue una maniobra política para apoyar a su adversaria y completamente inventada por el FBI para hundirlo.
El ex agente también fue una de las cabezas en las investigaciones por la posible coordinación entre el equipo electoral de Trump y el Kremlin en las elecciones de 2016. En este caso el mandatario se mostró como víctima criticando fuertemente a la institución. De esta supuesta alianza no se encontraron pruebas.
Para rematar, el gobierno se enteró que la mujer del ex agente había sido candidata demócrata al Senado de Virginia y había recibido aportes de donantes cercanos a Clinton y para terminar con la reputación de McCabe, The Washington Post reveló que el “Informe Steele” fue un encargo de la ex secretaria de Estado.