“La Virgen del Carmen los acompaña para que sean el Chile que sus corazones sueña. Yo sé que el corazón de los jóvenes chilenos sueña a lo grande”, así arrancó el discurso del Papa Francisco en el Templo Votivo de Maipú entre gritos y aplausos de miles de asistentes.
En la instancia el Sumo Pontífice llamó a los jóvenes a querer a Chile y trabajar siempre para que el país sea mejor.
“¡Si ustedes no aman a su patria no les creo que puedan amar a Dios! (…) Si no son patriotas no van a hacer nada en la vida, quieran a su tierra, den lo mejor por Chile”, expresó emocionado el Santo Padre.
También deslizó una crítica a los mayores quienes ante las ansiedades de los jóvenes responden con la clásica frase “ya va a madurar”, cosa que para el Papa Francisco significa en realidad corromper los sueños.
Para el líder de la Iglesia Católica la verdadera maduración se da cuando crecen los sueños y las esperanzas.
“Detrás del ‘ya va a madurar’ se esconde el ‘ya se va a corromper’. Madurar es hacer crecer los sueños y las ilusiones”, explicó.
Luego contó una anécdota en la que un joven le expresaba que sentía enojo y tristeza cuando se le acababa la batería del celular o se encontraba en un lugar sin wifi, porque se sentía desconectado.
Jorge Bergoglio utilizó la historia como una analogía para explicar la necesidad de siempre estar conectados con la fe y con Dios.
“El mundo te necesita, la patria te necesita, la sociedad te necesita. Vos tenés algo que aportar, no pierdas la conexión (…) Nunca pienses que no tienes nada que a portar o que no le haces falta nadie, porque le haces falta a mucha gente”, expresó.
Por otro lado enfatizó en la necesidad de la Iglesia por un rostro joven.
“La Iglesia necesita un rostro joven. Necesitamos que nos interpelen, la Iglesia necesita que ustedes saquen el carné de mayores de edad espiritual y tengan el coraje de decirnos lo que sienten, lo que piensan”, dijo y agregó “Los únicos que puede hacer un cambio en la sociedad son los jóvenes, nosotros ya estamos del otro lado”.
Su frase destacada y que hizo repetir varias veces a los emocionados asistentes fue “Qué haría Cristo en mi lugar”, y llamó a utilizarla como la contraseña para estar siempre conectados.