El jueves, pasadas las 10 de la mañana, la chilena Marcela Paz Gabler de 50 años, y que vive desde los 12 años en Venezuela, frenó su auto para ayudar a unos jóvenes que estaban siendo golpeados. Acto seguido, Galber fue esposada por un policía, en el día del llamado a paro nacional.
Gabler estuvo presa tres días en un comando de la Guardia Nacional, incomunicada completamente.
Este fin de semana, la chilena fue liberada, quien contó que se su familia se fue a vivir a Venezuela cuando ella era una niña por la dictadura que se vivió en Chile y declaró al ser liberada: “Me pusieron unas amarras como si fuesen unas esposas, que me dejaron las muñecas moradas; marcadas. Yo más bien decía que era chilena, que tenía lupus, que cómo hacían eso. En ningún momento los agredí. Se me fueron encima unos seis, y armados… Cuando llegamos al comando les pedía que me dijeran por qué me habían detenido, pero no respondían. Pedí prestar una llamada, y le avisé a mi hermana”.
Gabler también contó que tuvo que dormir en una silla, porque no habían camas y que varios dormían en el suelo y que la comida que le dieron, es la que llevan organizaciones de DDHH o familiares de detenidos: “Las celdas tienen manchas con excremento y sangre. Me descompensé y me subió la presión. Como soy chilena, llamaron a un médico. Tenía una crisis hipertensiva. El médico extendió un informe, se lo llevaron al juez, y el juez me dejó libre”.
Marcela también sijo que ha pensado irse del país: “La crisis hospitalaria y de salud es gravísima. Se están muriendo muchos niños, porque se los comen los parásitos (…) Por lo que recuerdo, esto está peor que la dictadura de Pinochet. Es mucho peor”.