Según consignó la PDI, desde octubre del 2011 hasta septiembre de 2016 se registró el ingreso de $1.661 millones de pesos a las cuentas bancarias del ingeniero comercial, Rafael Garay. Esto fue gastado en pagar supuestas utilidades a los clientes de su empresa de asesoría financiera, transferencias a familiares y a saldar cuentas con automotoras.
El fraude que protagonizó Garay fue calificado por el Ministerio Público como una estafa piramidal y habría consistido en convencer a distintos clientes para que invirtieran en su empresa Think & Co, con la promesa de un 18% de rentabilidad anual. El dinero recibido Garay lo utilizó en los gastos antes mencionados según concluyó el Laboratorio de Criminalística (Lacrim) de la PDI, que investigó todos los movimientos bancarios donde no halló rastro de inversiones en instrumentos bursátiles.
Actualmente Garay está formalizado por estafa en contra de 36 víctimas las que le habrían entregado un total de $ 1.367 millones y sólo les devolvió $ 311 millones. El resto de clientes y proveedores, que no denunciaron, le entregaron $ 293 millones y Garay les devolvió $ 505 millones. De manera textual se encuentra en el informe del Lacrim:
“Se desprende que Rafael Garay recibió en sus cuentes corrientes la suma de $ 1.661.423.350 y entregó a sus clientes y proveedores la suma de $ 816.938.388, quedando una diferencia en su poder de $ 844.484.962”.
Dentro de los traspasos de dinero que efectuó el ingeniero comercial, se encuentran como destinatarios sus familiares:
“Se observa que la hermana recibió de éste un monto de $ 2.400.000, su padre recibió $ 20.440.917 y su madre recibió la suma de $ 22.427.167. En total, hubo una salida de $ 45.268.084 enviados a los familiares desde las cuentas de Rafael Garay”.
Un gasto que llamó la atención, fue los que efectuó hacia tres automotoras, para las que giró cheques por un total de $ 212 millones.
Aún hay $88 millones de los cuales se desconoce el destino y múltiples víctimas que aspiran a recuperar parte de lo perdido.