El gobierno ruso no puede confirmar con total seguridad la muerte de Abú Bakr al Baghdadi, cabecilla del Estado Islámico, que supuestamente habría muerto en el bombardeo masivo que realizó la Fuerza Aérea rusa sobre la zona de Raqqa, en Siria. Así lo ha señalado el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov:
“Desde luego, estoy enterado de estas informaciones pero no puedo confirmar la información al cien por cien”.
Además, Lavrov llamó a no sobrevalorar esa muerte debido a la rápida capacidad que tiene ISIS para rearmar sus filas y recomponer su cúpula:
“Esta clase de operaciones de ‘decapitación’ de grupos terroristas suelen anunciarse con bombos y platillos, pero la experiencia acaba demostrando que estas organizaciones acaban restableciendo su capacidad de combate”.
El ataque aéreo, ejecutado por cazas Sujói Su-35 y Su-34 de la Fuerza Aérea rusa, se efectuó el día 28 de mayo y fue dirigido hacia una reunión del Consejo Militar del Estado Islámico, donde debiese haber estado Al Baghdadi, según fuentes del ministerio de Defensa ruso.
El ataque duró diez minutos, entre las 00:35 y las 00:45 horas de la madrugada y resultó con un número no determinado de cabecillas miembros del Consejo Militar, alrededor de 30 mandos medios y unos 300 milicianos que trabajaban como escoltas para los líderes del ISIS.
Entre los altos mandos muertos, el Kremlin contabiliza a Abu al-Jadji, conocido también como “el emir de Raqqa”, Ibrahim al-Jadj, responsable militar de la región de Raqqa y Suleimán al-Shauaj, jefe de seguridad del Estado Islámico.