Después de cinco meses de vacío político Corea del Sur tiene presidente. Las elecciones que contaron con una participación record del 77,2 %, le dieron la victoria al candidato liberal Moon Jae-in quien obtuvo el 41,4% de los votos. Bastante atrás quedaron sus competidores, el conservador Hong Joon-pyo (23,3%) y el candidato del Partido Popular, Ahn Cheol-soo (21,8%).
Es un evento sin precedentes. Por primera vez en la historia del país la elección presidencial es adelantada por inhabilitación del jefe de Estado. La ex mandataria, Park Geun-hye fue destituida de su cargo en marzo tras ser acusada de cohecho y abuso de poder.
Las elecciones se llevaron a cabo en un clima de alta tensión con Corea del Norte, que la semana pasada acusó a su vecino del sur y a Estados Unidos de intentar asesinar al líder, Kim Jong-un con una sustancia bioquímica.
En oposición a su antecesora, quien mantuvo una mano duro contra el régimen de Pyonyang, Moon Jae-in, del Partido Democrático, busca reiniciar contacto con Corea del Norte para lograr un acercamiento gradual y que paulatinamente permita la unificación.
En relación a Estados Unidos, la autoridad electa que tomará posición del cargo mañana miércoles, dice que mantendrá una postura más independiente. Asegura que quiere mantener una buena relación bilateral pero que está dispuesto a decirle “no” a Trump cuando lo juzgue necesario.
En política local Jae-in tendrá que terminar con las divisiones causadas por el escándalo de la ex presidenta Park, quien se encuentra en prisión preventiva.
Además, los surcoreanos buscan cambios en el ámbito económico para que se reduzca la desigualdad social. El nuevo presidente prometió acabar con los chaebol, los poderosos conglomerados empresariales de un puñado de familias que acumulan el 50% de los ingresos del país.
Foto: AFP