Parecen personajes sacados de un libro de García Márquez. Pero, a diferencia de los amores contrariados de Fermina Daza y Florentino Ariza en “El amor en los tiempos del cólera”, Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux, la nueva pareja presidencial de Francia, no tuvieron que esperar toda una vida para unirse.
Bibi, como llaman cariñosamente a la primera dama, nació en el seno de una familia acomodada rodeada de chocolate, negocio familiar que lleva cinco generaciones corriendo entre los Trogneux. Conoció a Macron en 1990 cuando impartía clases de literatura en La Providence, la escuela local de los jesuitas donde además estaba encargada del taller de teatro. El nuevo presidente francés tenía 15 años cuando se enamoró de ella. Además del cuarto siglo que los separa, el fundador del partido ¡En Marcha! se encontró con otro obstáculo: Brigitte, de 39 años, estaba casada con el banquero André-Louis Auziére.
En sus últimas entrevistas la primera dama asegura que quedó cautivada con la inteligencia de Macron, por eso aceptó la propuesta de su estudiante de crear juntos una obra teatral. “Escribir nos hizo reunirnos todos los viernes, y desató una proximidad increíble”, declaró la ahora esposa en el documental “Macron, la stratégie du météore” (Macron, la estrategia del meteoro).
Cuando los padres del presidente francés se dieron cuenta de los sentimientos de su hijo decidieron enviarlo a París para que olvidara su locura adolescente. Sin embargo, antes de irse Macron le prometió a su enamorada: “hagan lo que hagan, me casaré contigo”.
Pasaron más de diez años, y en 2007, cuando Brigitte ya se había separado de André-Louis Auziére, Macron pudo cumplir su palabra. El matrimonio ya celebra diez años. Para Bibi la clave para mantener una relación feliz es una mezcla de pragmatismo, dulzura, firmeza, alegría, entusiasmo y feminidad.
Foto: El Español