El papa Francisco llegó este viernes a los campos de exterminio nazi de Auschwitz y Birkenau, donde pasó cerca de dos horas, pero prefirió que su recorrido sea en silencio por lo que no pronunció discursos.
El pontífice atravesó completamente solo la entrada al campo bajo la inscripción en hierro forjado “Arbeit macht frei” (El trabajo os hace libres) y comenzó así su recorrido silencioso entre barracones.
Durante la visita hubo momentos de gran intensidad, como cuando se detuvo frente al patio donde se llamaba a los condenados a muerte. Allí, el sacerdote polaco Maximiliano Kolbe ofreció su vida a cambio de la de un padre de familia.
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