La sequía que afecta a Brasil, que se registra como la mayor en ocho décadas, ha obligado a los desfiles y los desenfrenados bailes de samba a ser acortados, e incluso cancelados en numerosas localidades para cuidar el agua potable.
Desde 2014 la falta de lluvias en la región ha dejado a millones de habitantes con problemas de abastecimiento, sequías en los cultivos y deficiencias en el suministro eléctrico.
La situación que aflige a los brasileños ha provocado que durante este año se cancelen las festividades en más de 30 ciudades y pueblos de las regiones de Minas Gerais, Ceará y Sao Paulo, como una medida de racionamiento ante la gran demanda de agua que los turistas consumen durante las fechas del carnaval, que se efectúa entre el 13 y 18 de febrero.
“Nunca en la historia de nuestra ciudad había sucedido algo así. Con los corazones rotos hemos tomado esta decisión”, dijo el alcalde de Oliveira (Minas Gerais), Antonio Penido. Oliveira tiene una población de 42.000 habitantes y recibe 20.000 turistas durante el carnaval.
Por su parte, en Sao Paulo, las autoridades cancelaron las fiestas en dos localidades de la región.
En Río de Janeiro, donde se celebra el carnaval más famoso y multitudinario del país, se mantendrá el festival con la única restricción del uso de elementos acuáticos en los shows.