Después de mantener una reunión interministerial en Niamey el pasado 20 de enero, Nigeria, Chad, Camerún, Níger y Benin pidieron a la comisión que elaborara un informe sobre las condiciones necesarias para desplegar una fuerza regional con 7.500 soldados, la que hace meses que debería estar en marcha.
El grupo islamista radical nigeriano Boko Haran se ha convertido en una amenaza para la seguridad del continente africano y “requiere una respuesta colectiva y decisiva”, afirmó este vienes la presidenta de la comisión de la UA, Nkosazana Dlamini-Zuma.
“La situación actual es muy preocupante debido al aumento de la violencia y a los continuos ataques en el noreste de Nigeria y en la cuenca del lago Chad”, agregó Dlamini-Zuma, aunque aún no hay un calendario definitivo para organizar el despliegue de las tropas.
Hasta el momento el único avance ha sido la entrada de Chad en el conflicto, que a mediados de este mes decidió enviar cientos de soldados al norte de Camerún para evitar el avance de Boko Haram, además de proteger la ruta comercial Yamena-Marua-Douala, una arteria vital para el Gobierno chadiano.
Tanto Chad como Camerún disponen de ejércitos bastante competentes, pero tienen que hacer frente a otros conflictos, tanto internos como externos, y no cuentan con suficientes tropas para llevar a cabo una campaña prolongada contra un enemigo móvil y comprometido como Boko Haram.
La fuerza regional, que ya tiene el respaldo de la Unión Africana, buscará ahora el apoyo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas igual que se hizo en las misiones para la República Centroafricana, Malí o Somalia, todas lideradas por países africanos con asistencia técnica y financiera de potencias occidentales.
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