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COLUMNA: El fin de la caridad como escenario

Sobre la epidemia del ébola y la polémica que reabrió también a nivel musical, escribe en esta columa la conductora de nuestro programa musical de las mañanas: Bárbara Espejo.

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24 Diciembre, 2014

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Por Bárbara Espejo. 

Y tan contentos que estábamos con este planeta de fronteras flexibles, líquidas casi, bajas, discretas y, al menos en la intención, amables. De pronto un fantasma antiguo se aparece como una peste y la epidemia del Ébola los pone a todos a pensar en que tal vez la idea de un búnker no es tan mala. Fronteras arriba. Alerta máxima. Terror.

Entonces aparecen los buenos. Los realmente buenos, como los que la revista Time llamó “The Ebola fighters” y condecoró con su reconocimiento de persona del año. Médicos, enfermeras, voluntarios que, en vez de arrancar, fueron al epicentro contagioso del que todos escapaban y pusieron su vida en riesgo para salvar la de otros. Aparecieron también las más bondadosas estrellas.

Muy en lo que ha sido su estilo, Bob Geldof decidió echar mano una vez más a su creación, Band Aid, y reeditar un antiguo éxito, Do they know it’s Christmas?, estrenado en 1984 en beneficio de la hambruna en Etiopía. Fue vuelto a entonar por grandes artistas, esta vez, para recaudar dinero para luchar contra el Ébola. Ahí están los clásicos Bono, de U2, Chris Martin, de Coldplay, revelaciones y fenómenos como Ed Sheeran, Sam Smith o Emeli Sandé.

 

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=-w7jyVHocTk[/youtube]

 

El single se convirtió en el más rápido y mejor vendido de este año a pesar de las duras críticas que recibió y el debate que inauguró. Solidarizar desde la comodidad de la fama y los destellos de estrella parece haberse convertido en materia de discusión. No por el público, que sigue escuchando y comprando producciones como la de Geldof, si no por los propios artistas.

Lily Allen confesó haber sido invitada a participar y haber rechazado la propuesta. Declaró que prefería hacer una donación directa a la causa, aportar dinero de manera anónima, que unirse al que llamó “club de exitosos” y cantar contra el Ébola sin claro beneficio para sus víctimas. La producción trató a Adele de engreída por no contestar los llamados para que participara. Su representante dijo que ella ya había hecho un aporte directo a la batalla contra la enfermedad.

Muchos criticaron la letra que, aunque fue reescrita para apuntar mejor al objetivo -que ya no era hambre en África- siguió siendo considerada un ataque contra los habitantes del continente negro, estigmatizándolos, señalándolos. Emeli Sandé, una de las pocas artistas no blancas que participaron, pidió disculpas por la letra a través de Twitter. Dijo que no sólo propuso un cambio concreto, sino que grabó una estrofa que le parecía más adecuada, además de la que le pidió el equipo de producción, y que su propuesta fue ignorada al momento de la edición final.

 

Y mientras todo eso sucedía a este lado del mundo, al otro, un grupo de músicos africanos, grabó Africa Stop Ebola. Ahí están los ritmos, las voces, las lenguas de su tierra, están también sus sentimientos, su miedo, su desconfianza, su cansancio y su tristeza. Le cantan al “enemigo invisible”, es un llamado a la confianza en los médicos, un intento por educar, evitar contagios y, a la vez, consolar a los que han perdido a un ser querido. Alguien propuso entonces, que los de Band Aid se sumaran a los creadores de este himno, pero nadie respondió. Do they know it’s Christmas? llegó al tope de los ránkings.

Damon Albarn, conocido sobre todo como frontman de Blur, insistió con declaraciones que removieron, incluso incomodaron. Desafió a esas estrellas anglo a que dejaran de cantar y mejor tomaran un avión. A África. A conocer a aquéllos por los que dicen que cantan. Entender realmente lo que necesitan y, sólo si les es posible, entonces ayudar. Luego, como si nada, deja planteado un desafío que no sólo involucra a los astros de la música y el entretenimiento. Una invitación que nos haría bien a todos, a los que empiezan por casa y a los que toman las grandes decisiones:

“Nuestra perspectiva de lo que ayuda y de lo que está bien y mal no es necesariamente la de otros. Tenemos un problema con nuestro concepto de la caridad. Debemos construir una nueva idea de caridad”.

Mi voto es para Damon.

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