La tarde de este viernes, el procurador General de la República de México, Jesús Murillo Karam, confirmó en una conferencia de prensa la noticia que todos esperaban, pero nadie quería escuchar: los 43 estudiantes de Iguala fueron asesinados.
Tres supuestos sicarios detenidos confesaron haber ejecutado a un “numeroso grupo” de personas en el municipio de Cocula. Esto abría ocurrido el 26 de septiembre cuando el grupo recibió a los estudiantes y los mató.
El testimonio de los detenidos explica que los estudiantes fueron llevados a la zona de un basurero en la localidad de Cocula y que 15 llegaron muertos por asfixia, mientras que los restantes fueron asesinados y quemados durante más de 14 horas.
Por “el alto nivel de degradación por el fuego hace muy difícil la extracción de ADN que permita la identificación. Sin embargo, no ahorraremos esfuerzos hasta agotar todas las posibilidades científicas”, dijo el fiscal.
Además, Murillo aseguró que hasta que no tengan pruebas científicas de la muerte de los estudiantes los seguirán considerando como desaparecidos.
“Los hallazgos presentados indignan y agravian a toda la sociedad mexicana”, señaló el Presidente de México, Enrique Peña Nieto. Agregó además que “el gobierno de la República mantendrá los esfuerzos para el total esclarecimiento de los hechos”.