“La devastación aquí es absoluta” expresó hoy el gobierno filipino, desbordado ante la magnitud de la destrucción del tifón Haiyan, que dejó al menos 10 mil muertos. La comisión Europea anunció tres millones de euros de emergencia para ir en ayuda de las víctimas de la emergencia.
“No hay electricidad ni agua potable ni comida y la gente está desesperada”, declaró el ministro filipino de Defensa, Voltaire Gazmin, tras comentar que el presidente del país, Benigno Aquino, se quedó “sin palabras” al conocer el alcance de la tragedia. La prensa local informa de “saqueos” generalizados en Tacloban, la población más castigada y que se ubica a unos 580 kilómetros al suroeste de Manila.
Dos días después del paso del tifón, hoy comenzaba a quedar en evidencia la envergadura de la tragedia. Olas de seis metros provocadas por el huracán arrasaron pueblos enteros. Las imágenes muestran cadáveres colgando de los árboles y viviendas sacadas de cuajo. Se habla del peor desastre natural registrado en Filipinas.
Haiyan sopló con vientos de 314 kilómetros por hora poco después de tocar la costa.