Tras la tragedia vivida el pasado jueves en Lampedusa, al frente de la costa de Sicilia en Italia, un equipo de 40 buceadores comenzó este domingo la recuperación de los cuerpos de inmigrantes provenientes de África que viajaban en una embarcación.
Unas 500 personas viajaban en la embarcación, que prendió fuego y se hundió el jueves, según los supervivientes. Más de 200 siguen desaparecidos, mientras que se han recuperado 127 cuerpos, y las autoridades dicen que muchos no se encontrarán jamás.
En media hora de la primera inmersión, se sacaron a la superficie 16 cuerpos, dijo el portavoz de la Policía Leonardo Ricci a Reuters, pese a unas ráfagas de viento de 45 kilómetros por hora y olas de un metro.
La catástrofe ha puesto de nuevo el centro de atención en los problemas de la inmigración desde el Norte de África. El destino de los supervivientes subraya los fallos de los centros que albergan a inmigrantes y de las leyes que tratan de mantenerlos lejos.
Más de 1.000 inmigrantes viven en un atestado centro en Lampedusa, con condiciones poco higiénicas. Cientos de ellos con niños pequeños duermen fuera en colchonetas porque la instalación sólo tiene capacidad para 250. Muchos buscaban refugio en autobuses con la fuerte lluvia del domingo.
El accidente ha renovado la presión de Italia para una mayor ayuda de la Unión Europea (UE) y muchos parlamentarios quieren cambios en la ley de inmigración del país.