El cónsul Llanio González y el vicecónsul Armado Bencomo llegaron a Miami el domingo pasado, a través de un permiso concedido por el Departamento de Estado para salir de Washington. Desde entonces han sostenido encuentros privados con empresarios y organizaciones de la diáspora afines al castrismo, para explicar el alcance y las bondades de la reformas aprobadas por Raúl Castro desde 2010 que, aún bajo ciertas restricciones, han permitido que los cubanos residentes en la isla viajen, establezcan pequeños negocios y realicen operaciones de compra-venta.
Hoy los exiliados viven entre La Habana y Miami, ese tránsito, ha informado el diplomático, es el que el Gobierno de Raúl Castro desea ahora promover, facilitando la repatriación de los cubanos residentes en el extranjero que, durante más de cinco décadas, han acumulado capitales y el deseo de volver a su país e invertir en él.
“Va a ver una nueva ley de inversión extranjera donde, por supuesto, van a estar incluidos los cubanos”, agregó González en diálogo con un grupo de empresarios en Miami.
Por otro lado, el Gobierno cubano procura atraerlos con la nueva reforma migratoria, con la que podrían regresar al país sin mayores problemas. Sin embargo, esto tiene como piedra de tope la Ley de Ajuste Cubano que rige en EE.UU. y por la que han aceptado a miles de cubanos exiliados. Además, los exiliados tienen en cuenta que el país sigue siendo el mismo en muchos otros ámbitos.