Tambalea la nueva alianza de gobierno en el país del norte africano, luego de que fueran baleados varios islamistas que se encontraban orando fuera del cuartel de la Guardia Republicana donde el presidente derrocado, Mohamed Mursi, se encuentra refugiado.
Como consecuencia inmediata, el partido ultraconservador islamista Nur, que inicialmente apoyó la intervención militar, declaró que se retiraba de las estancadas negociaciones, calificando el hecho como una masacre, y los Hermanos Musulmanes llamaron a los egipcios a una “intifada” (levantamiento) contra el Ejército.
Las conversaciones para formar un nuevo gobierno ya atravesaban dificultades antes del tiroteo, después de que el partido salafista Nur rechazara a dos candidatos liberales a primer ministro propuestos por el jefe de Estado interino, Adli Mansur.