“Quiero solicitarles que en la forma más objetiva me den sus opiniones si debemos cambiar al cuerpo técnico. Yo tengo mi idea, pero es sólo una apuesta que puede o no ser solución”, fue la pregunta que hizo este lunes el presidente del equipo de fútbol San Marcos de Arica S.A., Carlos Ferry, no al directorio del club, sino a los hinchas de uno de los colistas del Campeonato Nacional.
¿Una muestra del amateurismo que existe en los gobiernos corporativos del fútbol, o una evidencia de que los códigos que existen en el mundo del balompié son totalmente distintos al de otras sociedades anónimas tradicionales? Es que a pesar de que la comunidad de negocios hace tiempo se hizo de un espacio en las canchas, aún no logra acostumbrarse a un escenario donde los stakeholders no sólo son accionistas, sino hinchas movidos por la pasión de una camiseta cuyo objetivo no es maximizar utilidades, sino levantar una copa, lo que no siempre va de la mano.
Personajes connotados del mundo financiero ya han tenido que lidiar con ello. Leonidas Vial, propietario de cerca del 10% de Blanco & Negro (B&N) y socio de LarrainVial, firma que administra un 20% de los acciones de la sociedad, es hoy el mejor ejemplo. Si bien no preside la firma es el blanco de críticas de la hinchada colocolina en un contexto donde pese a que el patrimonio de la sociedad ha sido decreciente en los últimos años, en 2012 fue un 50% mayor que en 2006, cuando Claudio Borghi encadenó dos títulos con la camiseta alba.
Lee más en Pulso.