Piero Grasso será el próximo presidente del Senado italiano. El ex fiscal nacional antimafia, candidato del Partido Democrático de Pierluigi Bersani, ha obtenido el apoyo de 137 senadores en una votación secreta en la que se enfrentaba al candidato del Partido de la Libertad de Silvio Berlusconi, Renato Schifani, precisamente el último en ocupar este cargo, que obtuvo 117 votos. Otros 52 fueron en blanco y siete declarados nulos.
La falta de mayoría absoluta de ningún partido político en el Senado tras las últimas elecciones generales celebradas hace casi tres semanas, hacía imprescindible llegar a acuerdos para elegir los presidentes de las Cámaras. Sin embargo la convulsa situación política italiana ha hecho imposible alcanzar el consenso.
Decisivos han sido los 53 votos de los senadores de la formación liderada por Beppe Grillo y los del partido del dimisionario primer ministro Mario Monti, Elección Cívica, que cuenta con 19 senadores. De hecho, Grasso ha conseguido 12 votos más de los que le garantizaba el centroizquierda. Las reglas de la Cámara Alta establecen que si después de tres votaciones no se consigue una mayoría simple, se vote entre los dos candidatos con más votos.
De esta forma, el centroizquierda liderado por Pierluigi Bersani, que obtuvo la mayoría absoluta en la Cámara de los Diputados en las pasadas elecciones pero no en el Senado, hundiendo a Italia en el caos político, se hace con la presidencia de las dos cámaras italianas. Al frente de la Cámara Baja se sentará Laura Boldrini, que iba en las listas por Izquierda, Ecología y Libertad (SEL, por sus siglas en italiano), el partido liderado por Nichi Vendola que concurrió en coalición con el Partido Democrático de Bersani. Y al frente del Senado, Piero Grasso. Una personalidad de reconocido prestigio por su trabajo al frente de la Fiscalía Nacional Antimafia.