Lo aseguró el vocero de la Santa Sede, Federico Lombardi, en conferencia de prensa. Habló de “campaña difamatoria” en su contra. De esta manera, desvinculó al Sumo Pontífice de los episodios vividos en el país durante la década del 70. “No ha habido nunca una acusación concreta y creíble en su contra (…) nunca ha sido imputado de nada”, aseguró
“Son hechos antiguos, no probados y a la vez con una fuerte carga ideológica”, aseguró en rueda de prensa ante miles de cronistas de todo el mundo acreditados ante la Santa Sede.
El comunicado que leyó el padre José María Gil Tamayo, de la oficina de prensa del Vaticano, asegura que “la campaña contra Bergoglio es conocida y se refiere a hechos de hace muchos años; ha sido promovida desde una publicación especializada en una campaña con un cariz calumniosas y difamatorias”.
“El origen anticlerical de esta campaña y otras acusaciones contra Bergoglio es muy conocido y notorio; la acusación se refiere al tiempo en que Bergoglio no era todavía Obispo sino Provincial de los jesuitas en la Argentina y a dos sacerdotes jesuitas que habían sido secuestrados y a los que según la acusación no habría protegido o defendido suficientemente”, agrega el texto oficial.