La tentación de ir a buscar en los generosos torrentes de internet una película recién estrenada y gratis, siempre está ahí. Las posibilidades son múltiples y la oferta oficial, para un usuario dispuesto a pagar, es bastante más limitada.
Eso se debe a que los plazos de la industria formal son más largos y una película, antes de llegar a una tienda de arriendos en formato de DVD o a una de descargas digitales, hace un recorrido que, dependiendo del éxito en taquilla, puede ser más o menos largo. Cuatro meses a lo menos. Una eternidad en los tiempos del minuto a minuto.
Además, en América Latina siempre estamos enfrentados a las esperas. Vaya el caso de iTunes. Este poderoso catálogo no funciona igual para todos los territorios que cubre. Por ejemplo, “Argo”, que aparece dentro de las ofertas en la página web general, una vez que pones tu cuenta de usuario, desaparece de las opciones posibles, pues no está disponible para Chile.
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