Mineras abren el debate: ¿Quién pagará la interconexión?

Las mayores cupreras del norte ya encendieron sus alarmas: no quieren repetir el episodio vivido con Gas Atacama, cuando se vieron obligadas a solventar cuentas ajenas. Más aún porque, según sus cálculos, les resulta -y seguramente, también será así en el futuro- más rentable desarrollar proyectos en el Sistema Interconectado del Norte Grande que comprar energía desde el Sistema Interconectado Central. GUSTAVO ORELLANA

En 2007, las mineras integrantes del llamado G4 (el grupo de las cuatro mineras más grandes del SING: Codelco, BHP Billiton, Collahuasi y Freeport) accedieron a financiar una especie de salvataje que permitió a la generadora Gas Atacama seguir operando, pese a la obligación de tener que cumplir con un contrato de abastecimiento con Emel (hoy del grupo CGE), firmado a precios de gas argentino, en circunstancias que el recurso ya se había agotado.

La razón por la que las mineras accedieron a realizar este millonario salvataje fueron dos: no querían exponerse a la eventualidad de quedarse sin energía para operar y, además, consideraban imprescindible aprovechar al máximo el boom de precios del metal, que por entonces llevaba apenas dos años y que se creía duraría a lo sumo, uno o dos años más.

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