Todo apunta a que el perfil emocional y psicológico del joven tirador, presenta rasgo de autismo y trastornos de personalidad como características claves.
Los testimonios también revelan a través de medios locales, que Adam era inteligente, de bajo perfil y obtenía altas calificaciones.
Uno de ellos publicado en el New York Times, agrega: “Yo nunca lo vi con nadie. Ni siquiera puedo pensar en una persona que se asoció con él.”
Adam Lanza caminó a través de la escuela secundaria en Newtown, Connecticut, con las manos pegadas a los costados, los bolígrafos en el bolsillo de manga corta, camisas con botones. Se trata de una de las pocas cosas que recuerdan sus compañeros de clase, sobre él.
En total, Adam Lanza mató a 20 niños y seis adultos. Antes había asesinado a su madre y después se suicido de un disparo con una de las armas que portaba, según coinciden los medios estadounidenses aunque este dato todavía no ha sido confirmado oficialmente.