Una silenciosa y paralizada ciudad de Nueva York está a la espera del huracán ‘Sandy’. El metro, los autobuses y los trenes están parados. Se cancelaron más de 7.000 vuelos y unas 350 mil personas han recibido la orden de dejar sus casas cerca del río y del océano por toda la ciudad. El Presidente de los EEUU Barak Obama, aseguró “el fenómeno es serio y que la prioridad es salvar vidas’
A esta hora el huracán ha intensificado su fuerza con vientos de más de 130 kilómetros por hora y lo peor aún está por llegar. Los expertos predicen que la tormenta llegará a la ciudad con vientos por encima de los 160 kilómetros por hora, es decir, con una categoría 2 en una escala en la que 5 es el máximo
Además los expertos aseguran que lo esencial es la trayectoria del huracán, cuyos efectos se pueden notar a más de 800 kilómetros de distancia de su centro.
“Obviamente todo el mundo sabe ahora que ésta va a ser una tormenta grande y poderosa”, ha dicho el presidente Barack Obama, que ha suspendido la campaña electoral para quedarse en la Casa Blanca a vigilar la tormenta. Su obsesión es advertir del peligro y de las dificultades por cortes de luz e inundaciones que sufrirán los ciudadanos (y votantes) en los próximos días. “Por la naturaleza de la tormenta, va a ser un proceso lento y millones de personas se verán afectadas”, ha asegurado Obama, que ha insistido en que quiere “que la gente sepa” lo complicado que será para las compañías eléctricas, los bomberos y la policía quitar árboles y arreglar cables. “Va a costar mucho, incluso después de que pase la tormenta”, ha subrayado el presidente, que ha pedido a todos los ciudadanos que no retrasen las evacuaciones y “escuchen las instrucciones” de las autoridades locales.