No importa el origen ni el nivel socioeconómico. Desde hace unos años, prácticamente todos los estudios de movilidad social que se han realizado en Chile dan cuenta de que más de la mitad de los chilenos piensa que sus ingresos y sus viviendas son sustancialmente mejores que las que tuvieron sus padres. Y no se trata sólo de un asunto de percepción. Durante los últimos 20 años, los análisis revelan que efectivamente se ha producido un cambio social importante, incluso mayor a lo que algunos -los más pesimistas- están dispuestos a reconocer.
Ello se manifiesta en múltiples aspectos, como el mayor acceso a la educación y mejora en los niveles de ingreso, por nombrar algunos. Y si de bienestar se trata, es cosa de ver las casas, los autos y las calles para advertir que el crecimiento ha sido explosivo.
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