A pesar de que China lleva creciendo 34 años, todavía no es un país desarrollado, y muchos están hoy temerosos ante su desaceleración. Sin embargo, la baja base desde la cual comenzó hace pensar a los analistas que va por la senda correcta. Tras la revolución cultural de Mao quedó en una situación de tal pobreza y subdesarrollado que difícilmente se podría haber adivinado que sólo tres décadas después se posicionaría como la segunda economía mundial.
Cuando Deng Xiaoping llegó al poder a fines de los ‘70, el país estaba inmerso en un momento gris, donde millones de chinos luchaban por sobrevivir en un país donde no había recursos para producir suficiente alimento.
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