La semana pasada Gabriel Boric viajo a Puerto Montt al encuentro del Consejo de Rectores con el ministro Harald Beyer. También participó en un foro de educación superior en Ecuador, donde estuvo junto a Camila Vallejo con el presidente Rafael Correa, y culminó la semana con un viaje a Antofagasta para participar del Confech. Hoy, el presidente de la FECH divide su tiempo entre la fundación Nodo XXI, de la cual es fundador, y su rol en el movimiento estudiantil, donde asegura que es necesaria más voluntad política de parte del gobierno para lograr los cambios que buscan impulsar, donde la gratuidad sigue siendo el punto principal.
¿Cómo ha sido la relación con el ministro Harald Beyer?
La relación ha sido muy poca, nos hemos reunido un par de veces en el Congreso y nos hemos reunido a propósito del caso de los deudores Corfo. Hoy el gobierno hace caso omiso a lo que nosotros planteamos y despliega su agenda sin importar lo que dicen o dejan de decir los estudiantes. Al movimiento estudiantil hay veces que se le pretende exigir una suerte de novedad, como si fuéramos un circo que tiene que cambiar su cartelera año a año y lo que no se entiende es que los problemas que nosotros evidenciamos el año pasado siguen hoy totalmente vigentes.
¿Hacen falta señales más explícitas del gobierno para buscar solución a los conflictos planteados por ustedes?
Sabemos que los cambios que planteamos son estructurales y que no se logran de la noche a la mañana y, por lo mismo, estamos absolutamente conscientes de que hay que avanzar gradualmente.
¿Existe algún cambio significativo en relación con las demandas que se planteaban el año pasado con respecto a las de este año?
Hay una continuidad y una profundización de las demandas y una mayor claridad respecto a ciertos temas y un desarrollo más acabado. No podemos quedarnos solamente en la mesa y decir que no nos gusta nada, sino que tenemos que proponer alternativas. Esa es la dirección en la que está avanzando el movimiento estudiantil, con dificultad por cierto. Después de las movilizaciones del año pasado es complicado volver a organizarse.
¿El hecho que no haya tomas responde a una disposición distinta por parte de los estudiantes a las movilizaciones?
Existe una conciencia de que las movilizaciones no pueden transformarse en fines en sí mismos. Nosotros creemos que sin movilización hoy no estaríamos conversando de educación y seguramente esta misma entrevista no estaría sucediendo, por lo tanto, sabemos que si queremos avanzar tenemos que movilizarnos, pero la movilización tiene que ser estratégica. Nosotros no descartamos ningún tipo de movilización, paros, tomas, flashmob, lo que sea, si es que son funcionales al objetivo político que nosotros nos determinamos. No puede ser solamente marchar por marchar ni convertirlo en algo rutinario. Pero sin duda nos movilizaremos.
Los estudiantes aseguran que la crisis de la educación se arrastra hace años, sin embargo, la explosión del movimiento se dio en un gobierno de centroderecha. ¿Sería distinto con un gobierno más de izquierda?
Tenemos la convicción que los problemas se arrastran producto de las reformas estructurales que se hicieron desde la dictadura cívico militar en los ’80, los que fueron administrados y profundizados por los gobiernos de la Concertación y de los cuales el gobierno del presidente Sebastián Piñera no es más que una continuidad.
¿Cuál es el grado de responsabilidad de una coalición de centroizquierda, como la Concertación, en la continuidad del sistema educacional?
Los gobiernos de la Concertación implementaron el Crédito con Aval del Estado, que fue un gran negocio para los bancos, fueron los que introdujeron el copago en la educación escolar, los que permitieron a vista y paciencia de ellos que se lucrara en las universidades, pese a que estaba prohibido por ley, y tampoco tuvieron la voluntad política para cambiar el sistema. Nosotros no hacemos una gran diferencia en eso más allá de que estamos conscientes de que hay ciertos sectores con los que es necesarios construir hacia el futuro.
¿Es la Concertación ese sector con el que se debe intentar construir hacia el futuro?
Cualquier proyecto político que busque transformar la realidad en Chile y que, por lo tanto, tiene que ser mayoritario tiene que apelar a la gente que en algún momento confió en la Concertación también. Lo que pasa es que hoy la Concertación ¿qué es? ¿Tiene proyecto?, ¿tiene ideas o visión de cómo debe ser el país o es un grupo de gente que piensa diferente, pero que está ahí para lograr llegar de nuevo al gobierno? Hoy se recalcan mucho más las diferencias que los aspectos que los unen, por lo que creo que nada nuevo puede salir desde ese lugar.
¿Qué te parece la incursión de ex figuras del movimiento en la política, como por ejemplo Camilo Ballesteros?
Eso responde a una estrategia política del PC y me parece que es legítima. No creo que haya que juzgar negativamente a los dirigentes estudiantiles que deciden participar en otras instancias, creo que están en su legítimo derecho. Me parece bien que nuevas generaciones, con nuevas ideas, entren de lleno en la arena política.
¿Cuál es el objetivo de la fundación Nodo XXI de la que eres fundador?
Lo que hemos hecho es plantear un espacio donde se puedan abrir nuevas instancias de debate y no sólo reducirse al mundo universitario.
Bajo esa definición, ¿podría ser esto el germen de un partido político?
Uno no puede generar identidad en base a la herramienta que ocupa para hacer política, sino que lo importante es que nosotros vayamos definiendo nuestros objetivos y convicciones y, en base a eso, definamos qué es lo que nos sirve más, si una fundación, un partido político o un movimiento.
Vía Pulso.