El ex presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha sido condenado a cadena perpetua por el Tribunal Penal de El Cairo por su complicidad en el asesinato de 850 manifestantes durante los 18 días de revueltas que forzaron su salida del poder. La fiscalía ha ordenado su traslado a la cárcel de Tora, en el sur de El Cairo, donde ingresaba poco después.
Mubarak sufría una crisis cardiaca -“un ataque agudo y repentino”- a su llegada a la prisión, según han informado fuentes médicas a la televisión estatal egipcia. Tras ser atendido en un primer momento en el helicóptero que le llevaba, luego fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de la prisión.
El ex mandatario, que ya ha anunciado que recurrirá la condena, recibía la condena serio e impasible, mientras unas gafas oscuras le tapaban el rostro. Mubarak compartía esta acusación con el ex ministro del Interior Habib el Adli, que también ha sido condenado a cadena perpetua, y seis de su asesores.
El juez iniciaba la sesión con un discurso en el que calificó los casi 30 años de gobierno de Mubarak como una “era oscura” y a la llamada ‘Revolución del 25 de enero’ como el “amanecer” de una nueva etapa.
Tras conocerse la sentencia centenares de detractores del ex presidente se enfrentaron a pedradas a la policía fuera del tribunal. Intentaron cortar el paso a un furgón policial, pero enseguida, llegaron agentes antidisturbios para aplacar los enfrentamientos y cortaron una carretera cercana