En un ambiente de fiesta en Buenos Aires y vestida de negro entero juró como Presidenta en su segundo mandato, Cristina Fernández. Cientos de argentinos se congregaron en las calles y en las inmediaciones del Congreso con banderas y entonando cánticos de apoyo a la jefa de gobierno.
En el interior del Parlamento papel picado recibió a Fernández. Ya antes de jurar se mostró visiblemente emocionada, vestía de negro y llegó acompañada de sus hijos, Florencia y Máximo.
La primera jefa de Estado latinoamericana reelegida en las urnas juró “por Dios, por la Patria y por los Santos Evangelios” y alteró la fórmula de juramente al recordar a su fallecido marido cuando señaló que de no cumplir sus obligaciones “Dios y la Patria y él (Néstor Kirchner) me lo demanden”.
Fue su hija quien le entregó la banda presidencial en un hecho inusual y fuera de protocolo.
En el inicio de su discurso volvió a rememorar a Kirchner : “Pese a la alegría y la contundencia del voto popular falta algo y falta alguien, alguien que exactamente ocho años y cino meses en este mismo lugar y yo sentada frente a él, venía a decirle a todos los argentinos que él pertenecía a una generción diesmada”.
Luego Fernández repasó los logros de su administración. Destacó el índice de cobertura previsional con un 96% de argentinos en condiciones de jubilarse. Y se detuvo también en los juicios de derechos humanos: destacó el avance de los últimos años en los juicios contra los represores de la última dictadura militar (1976-1983) y celebró no tener hoy que “pronunciar la frase” que formuló cuando asumió en 2007, a favor de que se terminara con la “impunidad”.