Ignacio Olivares trajo el documental de 2018 de Studio 54, que bajo el mismo nombre relata la historia de esta discoteque que partió como un negocio para entretenerse con toda la onda disco, “una discoteque donde se mezclara la música y los famosos y que reservaba el derecho de entrada”, contó Olivares.
Como dijo Olivares, “te podías encontrar a Truman Capote, Mick Jagger y Keith Richards pero el resto de los Rolling Stones debían pagar”. Y como no tenían patente de alcohol, hacían algo que se llamaba catering temporal y lo actualizaban todos los días.
Todo estaba al borde de la legalidad. Dentistas de día eran travestis de noche, los mozos estaban casi desnudos y corría mucha droga. Visiblemente participaba mucho Steve Rubell que estaba con todos los famosos y Ian Schrager era la mente maestra que estaba más detrás.
Se ganaron muchos enemigos, los que denunciaban a este lugar, por venta de alcohol y drogas. Además de posibilidades de evasión de impuestos porque había mucho efectivo, cosa que fue real y en 1978 el contador reveló que existían libros alternativos de contabilidad.
“Está muy entretenido y bien documentado. Súper histórico. Está bien bueno, para que lo revisen en YouTube”, comentó Olivares.