Diversos artistas chilenos están luchando para recuperar los derechos musicales de sus canciones. Tanto creadores como herederos han querido subir a plataformas digitales su propia música. Sin embargo, sus obras están en manos de anónimos o de discografías.
Este es el caso de Angel Parra, quien el año pasado decidió completar la discografía de su proyecto Ángel Parra Trío. Al intentarlo se topó con contratos con sellos que ya habían expirado y cintas master que simplemente no estaban. Ante esto, tuvo que pedir prestadas sus copias a los fans y digitalizar los elepés a partir de las primeras ediciones de cada álbum.
En este ámbito hay dos conceptos esenciales. Por un lado, los derechos de autor, que son los que tiene el compositor sobre una canción o disco de su autoría; y por otro, los derechos fonográficos, cuyos titulares son los que producen o financian dicha grabación.
Como consecuencia de la pandemia, diversos artistas han querido rastrear o adquirir la propiedad de sus grabaciones y el uso comercial de éstas, lo que, entre cosas, permite reeditar o subir al streaming las piezas perdidas de su carrera.
Violeta Parra
El último álbum de la folclorista fue en 1966 que incluye canciones como “Gracias a la vida” y “Volver a los 17″, y es también el único que Violeta grabó con RCA Víctor, una de las dos grandes casas discográficas chilenas de la época.
La discografía fue rebautizada como IRT y está en manos del ingeniero eléctrico Pedro Valdebenito, ex trabajador de la RCA, quien en los 90 compró cerca de 3.000 master de la compañía, que cubren desde 1933 a 1980.
Si bien él mismo aseguró que gran parte de ese repertorio ya se subió a plataformas, “las últimas composiciones” nunca ha sido digitalizado “no voy a hacer nada mientras no llegue a un acuerdo con la heredera”, dijo a La Tercera refiriéndose a Isabel Parra, hija de Violeta.
En 2006 lo demandaron por apropiación de obra, el ingeniero tuvo que pagar casi $20 millones a la intérprete por derechos artísticos y daño moral, y se estableció que desde ese momento cualquier reedición del disco tenía que ser autorizada también por ella.
Víctor Jara
En el caso de este cantautor casi la totalidad de su legado artístico está en manos de su viuda Joan Turner y su hija Amanda. Esto incluye sus archivos fotográficos, textuales y discográficos.
Luego de diversas gestiones con casas discográficas extranjeras y donaciones recibidas por los propietarios de los masters que Jara registró para la Discoteca del Cantar Popular (Dicap) sus derechos autorales y los fonográficos, tienen como titulares a sus herederos.
Sin embargo, los tres primeros elepés del cantautor, que publicó con EMI Odeón: “Víctor Jara” (1967), “Canciones folclóricas de América Latina” (1967) y “Canto libre” (1970). Actualmente son propiedad del sello Universal y sólo la primera no está en servicios de streaming.
El resto de la discografía de Victor Jara está digitalizada y disponible en plataformas, como Spotify, YouTube, entre otras. Gracias a un trabajo en conjunto entre los herederos y la Fundación Víctor Jara.
Los Jaivas
El grupo es dueño en su totalidad de su primer álbum “El volantín” (1971), el cual fue autofinanciado y autoproducido en los estudios de la RCA Santiago. A mediados del año pasado, un nuevo sello nacional, Transaméricas, lo reeditó en vinilo y negoció directamente con los músicos.
Sin embargo, el sello IRT es propietario de su segundo disco “La ventana” (1973). Los Jaivas se dieron cuenta de esto cuando en los 90 encontraron una versión en CD que tenía el logo antiguo del grupo. “Ahí dijimos: si lo van a reeditar igual, mejor colaboremos con esto para que salga de la mejor manera posible”, afirmó Claudio Parra, miembro del grupo.
“Tenemos mucha inquietud con respecto a lo que pasará a futuro con los derechos de nuestra obra. Por eso, para que no queden dispersos entre los herederos, hemos pensado en que nuestra fundación pase a ser propietaria de ellos. Tenemos que ver cómo, bajo qué figura, pero es la opción que estamos analizando” agregó Parra.
Los Prisioneros
El dueño de los derechos fonográficos de Los Prisioneros es Carlos Fonseca, mánager histórico de la banda. El álbum fue editado en 1984 bajo su sello, Fusión, lo que permitió mantener la propiedad hasta la actualidad. También, se encargó de sus reediciones más recientes.
En la primera etapa del grupo, como “Pateando piedras”, “La cultura de la basura” y “Corazones” estuvo por décadas en mano de EMI, hasta que en 2011 paso a Universal Music. En la actualidad ya existen planes para darle vida a través de vinilo, casete, CD y picture disc a “La voz de los 80”.
Por otra parte, los derechos autorales, Fonseca contó que en los 80 Los Prisioneros firmaron con la editorial Sochem, vinculada a EMI, para que ellos se hicieran cargo.
“Pero en los 90 conseguí que le devolvieran los derechos a Jorge. Hoy los derechos autorales de las canciones de Los Prisioneros son 100% de Jorge”, aseguró. Y agregó que en el caso de los temas escritos por Tapia y Narea funciona de igual manera.
Quilapayún
Los fundadores de Quilapayún forman parte de una agrupación en Chile y otra en Francia, ellos mismo detallan que las ganancias que deja cada grabación se pagan en base a la participación de los integrantes en la misma y cada miembro las cobra individualmente.
Sin embargo, hay álbumes que financió la EMI Odeón a fines de los 60 con contratos que ya se terminaron y hoy son de dominio público. También hay catálogos que hoy está en manos del sello Warner, que incluye cinco discos editados por Dicap antes de 1973. Gran parte de la producción del grupo fue en su exilio en Francia.
Hay obras del grupo que no han sido digitalizadas hasta el momento, tales como “X Vietnam” (1968), “Basta” (1969) y la “Cantata popular Santa María de Iquique” (1970).
“Todos esos discos salieron en su momento en CD por Warner, pero no sé qué problema han tenido que no los suben. Una explicación puede ser que el contrato con Warner está firmado hace mucho tiempo y no considera las plataformas digitales”, dice Eduardo Carrasco, director musical del grupo.
“Queremos ocuparnos de ese tema para que estén todos esos discos disponibles, porque es absurdo que no estén”, concluyó.