Estudios demuestran la importancia de la memoria a la hora de elegir qué escuchar
Nunca mejor dicho: an oldie but a goodie. A pesar de la avalancha musical que día a día inunda nuestros correos, playlists y suscripciones con nueva música, seguimos volviendo al pasado.
Mientras la industria musical se obsesiona con “lo nuevo”, nuestro cerebro continúa volviendo una y otra vez a esos “clásicos de siempre” que por alguna razón llenan el espíritu.
No por nada, discos como Greates Hits de Queen o Gold de Abba siguen siendo de los discos más vendidos incluso en nuestros días. Todo indica que la nostalgia y la memoria tienen un fuerte efecto en nuestras decisiones.
Un reciente estudio inglés de la BPI (British Phonography Industry) describe el fenómeno con cifras, apuntando que un 30% de la música que suena en las plataformas de streaming, corresponde a música editada antes del 2010. Canciones como “No Scrubs” de TLC, “Africa” de Toto o “My Girl” de los Temptations, siguen recibiendo millones de reproducciones.
Muchas de estas canciones deben su revival a la actual industria de la publicidad, el cine y la viralización de contenido que pone de vuelta en los charts olvidados tracks que nunca debieron dejar de sonar.
Un curioso dato es que 160 canciones de Navidad están entre las 15 mil canciones más reproducidas durante el 2017, lo que se reafirma con el listado de las canciones más populares según cada década.