Paul Simon, quizás más que su compañero Art Garfunkel, siempre tuvo más complejos con el producto de su trabajo musical. No por nada su tribulado debut estuvo a punto de terminar con una carrera que todavía ni empezaba, a causa de las pobres críticas a la propuesta de Simon & Garfunkel.
En 1968, con 26 años, Paul Simon pensaba haber alcanzado la cima del rock, sobre todo tras haber editado a principios de ese año, la banda sonora de la película “El Graduado”, que los puso como el dúo más de moda ese año. Dentro de ese disco iba la canción “Mr Robinson”, la que decidieron incluir también en el disco que hoy cumple 50 años.
Quizás el paradigma de lo que tuvo que vivir la dupla de Brookling tras el lanzamiento de Bookends, se lee en la crítica que en mayo de 1968 editara la revista Rollling Stone a manos de Arthur Schmidt, quien se esfuerza por no dar mucho crédito a la pieza conceptual que Simon había creado. A la delicada oratoria del paso del tiempo en la vida humana. Desde la vulnerable niñez, los dilemas de la adolescencia, la compostura de la adultez y los signos decadentes de la vejez.
Hoy la distancia -como casi siempre pasa- conversa mejor con una obra hecha en una época en que las cosas estaban cambiando y donde Simon & Garfunkel no quisieron quedarse ajenos a nuevos tiempos, donde incluso la música, no debía hacerse como todos lo esperaban.