Hoy podríamos estar celebrando sus 79 años, pero la leyenda estaba demasiado viva para continuar.
La madrugada del 1 de abril de 1944, su padre, un Ministro pentecostal, con arrebatos alcohólicos y de travestismo, le disparó con una pistola a su hijo, Marvin Gaye, en las vísperas de su cumpleaños 45, por haber intervenido en una discusión con su esposa.
Hace solo unos días, la familia Gaye hacía noticia al saberse el capítulo final de mezquina (en términos musicales, más no monetarios) disputa por la supuesta apropiación de parte de Robin Thicke y Pharrell Williams en su canción “Blurred Lines”, de parte del éxito de 1977 “Got to give it up, Pt 1”. La decisión final favoreció a la familia Gaye con derechos por sobre los cinco millones de dólares.
Pero la obra y el legado de Marvin Gaye están por sobre episodios como el descrito arriba. 25 años ligado a la música. Igual número de discos de estudios, películas, documentales y series de televisión, una banda sonora y un Grammy póstumo están entre las cosas que deja Gaye a lo largo de su carrera.
Su vida estuvo marcada por una infancia difícil a la sombra de su padre, fracasos matrimoniales, adicción a las drogas, pero siempre fiel a lo que fue su verdadera pasión, la música.