Un minero socialista, trabajador incansable, y músico con verso social y político, que incluso tocó en un mismo show con Bob Dylan. Pero al mismo tiempo, un espía del servicio secreto de la República Democrática Alemana (RDA). Todo en un mismo personaje.
Situada en la última mitad de la Guerra Fría, la película “Gundermann”, que se pudo ver en la decimoquinta edición de Sanfic, narra la vida del compositor rockero de Alemania Oriental, Gerhard Gundermann, quien en medio de su ascendente carrera artística prestó servicios a la Stasi entre 1976 y 1983.
Dirigida por Andreas Dresen, la cinta presenta un retrato donde se destacan las contradicciones de un hombre traicionado por sus propios ideales políticos, que tras la caída del muro se enfrenta al juicio social de sus amistades, seguidores y compañeros de trabajo.
Con saltos de tiempo delicados, que por momentos se hacen confusos, la historia se desarrolla principalmente en dos momentos de la vida del protagonista. En los inicios de su carrera, cuando estuvo dispuesto a todo por conseguir su militancia socialista. Y a principios de los noventa, cuando decide formar una banda para salir de gira y grabar sus canciones, mientras debe enfrentar las consecuencias de su pasado como delator de posibles desertores que cruzaran la frontera hacia la RFA y occidente.
Más allá de eso, la película también funciona como un musical que recorre canciones donde Gundermann habla de su tierra, la vida, el trabajo y el amor. Algo que genera esa incomodidad propia de los musicales, que bordea lo cursi. Pero que, sin embargo, se disfruta por los shows en vivo, los guitarreos más íntimos y y los guiños a “hits” de la época, entre los que sorprende “Solo le pido a dios” de León Gieco.
Una aproximación a la historia de la Europa reciente y al idealismo propio de muchos jóvenes de esos años que vale la pena ver en el cine o con un buen sistema de sonido.
Título: Gundermann
Director: Andreas Dresen
Año: 2018
Duración: 128 minutos.