“El infiltrado del KKKlan”, la última cinta del realizador estadounidense Spike Lee, que se presentó en la edición 14 de Sanfic, es una crítica al hueso contra el gobierno de Donald Trump.
Situada en la etapa final de la década del 70 en Estados Unidos, la película cuenta la historia de un policía afroamericano que se infiltra en un grupo local del Ku Klux Klan en la ciudad de Colorado Springs. Y deja en evidencia el racismo que, aunque medianamente resistido en aquellos años, permanecía afianzado en algunas esferas del país norteamericano y conectado con altos cargos públicos.
Una combinación de recursos audiovisuales van tejiendo el relato con una cantidad considerable de archivos documentales y una ambientación cinematográfica notable de la época. Todo adornado con varias muestras de humor satírico, una banda sonora potente compuesta por el músico de jazz Terence Blanchard y canciones como una inédita de Prince.
Se trata de una película provocadora no sólo por la temática y su carácter explícito, sino también por la extensión exagerada de algunas tomas, el recorte de otras, el uso de llamativas gráficas y el resaltado de sonidos, como el tono de un antiguo teléfono fijo en la estación de policías, que cumplen con la función de incomodar al espectador.
En el cierre, cuando da la sensación de que la cinta se alarga, el activismo de Spike Lee se hace notar. Una secuencia de documentación audiovisual muestra una conexión entre el discurso anti inmigración de Donald Trump y lo que se vivía hace 40 años atrás.
“El infiltrado del KKKlan” se presentó el martes 22 de agosto en el marco del Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic) y se puede ver durante esta semana y la próxima en distintos cines de la capital chilena.